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Correo ¡Hola! Empecemos por aclarar cómo funciona la insulina… Las células del cuerpo necesitan a la glucosa ya que es su fuente principal de energía. Pero imagínate a las células como unas pequeñas cajas de seguridad que requieren una llave para abrirlas. La glucosa no puede entrar en ellas sin la llave. La insulina es precisamente esa llave. Es una hormona que produce tu páncreas y que ayuda a controlar el nivel de glucosa (azúcar) en la sangre, permitiendo que una parte de ella entre a las células y se use como combustible para el cuerpo. Cuando consumes alimentos y el nivel de glucosa (azúcar) en tu sangre se eleva, el páncreas empieza a producir insulina, la cual se adhiere a las células y las “abre”, permitiendo que la glucosa entre a ellas. La resistencia a la insulina sucede cuando las células se vuelven literalmente resistentes al efecto de la insulina en ellas. O sea, la llave no logra abrir la cerradura de las células como antes. La insulina que produce el páncreas no funciona bien, las células necesitan cada vez más insulina para permitir que la glucosa entre a ellas y esto hace que el azúcar en la sangre suba y la energía en las células baje. El páncreas sigue produciendo cada vez más insulina en respuesta a la elevación de la glucosa en la sangre, pero el cuerpo no reacciona como debe. Y ahí es cuando todo se complica, pues los niveles de azúcar en la sangre empiezan a aumentar sin que nada los controle y se desarrollan enfermedades como la pre-diabetes, la diabetes tipo 2, el endurecimiento de las arterias (Ateroesclerosis) o las enfermedades del corazón, entre otras. ¿Qué genera la resistencia a la insulina? Aún no se sabe específicamente qué causa esta resistencia celular, pero parece estar relacionada con ciertos factores de riesgo como: .Antecedentes familiares, es decir, si tus padres o hermanos tienen diabetes .Obesidad, especialmente cuando hay grasa acumulada en el abdomen .Estilo de vida sedentario Es muy común que cuando se habla de Resistencia a la Insulina, se le confunda con Diabetes Tipo 2 o con el Síndrome Metabólico, como si fueran lo mismo, y no lo son. Veamos por qué: Por un lado, la Resistencia a la Insulina es una condición que puede provocar la Diabetes Tipo 2 (que también se llama sólo diabetes por ser la más común). Pero no es sólo la causa de esta enfermedad, sino que además es su característica principal, que la diferencia de la Diabetes Tipo 1. Por otro lado, la Resistencia a la Insulina está asociada con una condición cada vez más frecuente denominada Síndrome Metabólico o Síndrome X. Este Síndrome es una combinación de factores. Se diagnostica si se tienen tres o más de los siguientes: •Presión arterial de 130/85 mmg/HG o más •Glucosa (azúcar) en ayunas de 100 mg/dl o más •Diámetro de la cintura de hombres: 40 pulgadas o más •Diámetro de la cintura de mujeres: 35 pulgadas o más •Colesterol bueno (HDL) bajo en hombres: menos de 40 mg/dl •Colesterol bueno (HDL) bajo en mujeres: menos de 50 mg/dl •Triglicéridos elevados, 150 mg/dl o más altos. El Síndrome Metabólico al igual que la Resistencia a la Insulina, la Pre-Diabetes y la Diabetes aumentan el riesgo de desarrollar enfermedades del corazón y accidentes cerebrovasculares (ACV), entre otros problemas. O sea, la Resistencia a la Insulina puede marcar el inicio de la Diabetes y de otras complicaciones serias de la salud. Así que vale la pena actuar para prevenirla. El problema es que la resistencia a la insulina generalmente no da síntomas y frecuentemente no se detecta hasta que tus niveles de azúcar se elevan. Por eso, si consideras que tienes algunos de los factores de riesgo que mencionamos, lo mejor es que empieces a cambiarlos cuanto antes. La Resistencia a la Insulina empieza a causar problemas cardiovasculares antes de que se desarrollen síntomas o se diagnostique diabetes. Sabemos que cambiar la herencia familiar es imposible, pero adelgazar, disminuir la grasa del abdomen, hacer ejercicio y mejorar los hábitos alimenticios, son estrategias sumamente efectivas para evitar o reducir la resistencia a la insulina. Y así disminuir tus riesgos de desarrollar problemas de salud en el futuro. Cuida tu cuerpo, sólo tienes uno y te tiene que durar toda tu vida. ¡Vale la pena!