#EnNutsaTeVesYSientesBien
El kiwi es una de esas frutas que siempre resultan muy apetecibles cuando desayunamos, a media mañana, o como postre después del almuerzo o las cenas, especialmente por las propiedades y beneficios que tiene.
El kiwi cuenta con un interesante aporte tanto de vitaminas como de sales minerales; es por ello por lo que influye positivamente en el buen funcionamiento de los sistemas nervioso y circulatorio.
Además, ese aporte de vitaminas ayuda en la formación tanto de los huesos como de los dientes, y en las distintas elaboraciones de las proteínas (gracias a una enzima, la actidina).
En lo que se refiere al metabolismo de los hidratos de carbono, ayuda en su regulación, actuando como un buen reconstituyente general, tonificador del cerebro, y evita la aparición de la anemia.
En esta ocasión concreta nos vamos a detener en su contenido en vitamina C, dado que es tan alto que interviene de forma muy activa en la defensa contra las enfermedades infecciosas, como pueden ser la gripe y los resfriados.
Por esta cuestión es interesante –y recomendado- su consumo no sólo en personas enfermas o bajas de defensas, sino en niños y ancianos.
Puede ser comido durante dietas de adelgazamiento, puesto que además de contener muy pocas calorías, su riqueza en fibra ayuda en la mejora del tránsito intestinal.