#EnNutsaTeVesYSientesBien
La alimentación en la infancia es determinante para asegurar un adecuado crecimiento y desarrollo, tanto en las características físicas como en aspectos menos evidentes, como la maduración del sistema nervioso central. La alimentación en los niños tiene importantes repercusiones en la salud y en las capacidades físicas y cognitivas a largo plazo.
Por ello, para que los pequeños tengan un buen desempeño escolar y estén con todas las energías para cada día, es necesario que se alimente bien, incorporando a su organismo nutrientes que los ayuden en su camino.
Es importante que el joven estudiante ingiera alimentos ricos en proteínas (como leche y huevo), ricos en ácidos grasos esenciales (como pescado), vitaminas, minerales y fibra (presentes en frutas y verduras) y que tenga una correcta hidratación.
Es necesario que todos los nutrientes sean incorporados a la dieta del niño en edad escolar, pero destacan algunos que permiten potenciar aspectos críticos en esa etapa:
-Zinc: Es de gran importancia en el crecimiento y realiza una relevante función en el sistema inmune. Ayuda a conseguir el máximo potencial de crecimiento (estatura) y evita infecciones.
-Hierro: Es requerido para la formación de los glóbulos rojos, encargados de llevar oxígeno a los tejidos. Es necesario para realizar actividades físicas y favorece las habilidades intelectuales.
-Vitamina C: Es importante para la cicatrización, para la inmunidad y para mejorar la absorción del hierro.
-Ácidos grasos de tipo omega-3: Tienen un rol clave para el desarrollo y la salud del sistema nervioso central, por lo que son necesarios para el desarrollo y mantención de las habilidades cognitivas a corto y largo plazo.
Finalmente, entre los que deben evitarse en la alimentación infantil están los azúcares (alimentos dulces) y las grasas de origen animal o trans (como por ejemplo la mantequilla y la crema espesa).