#EnNutsaTeVesYSientesBien
Detrás del estar satisfecho después de comer está, antes que el estómago, el cerebro. Investigadores argentinos identificaron un gen maestro sin el cual el circuito de la saciedad no funciona, por lo que quienes sufren una mutación en ese gen tienen más probabilidades de desarrollar hiperfagia (aumento excesivo de la sensación de apetito e ingesta descontrolada de alimentos) y, en consecuencia, obesidad.
La señal de saciedad puede llegar en el momento correcto o un poco tarde, cuando ya nos pasamos de la raya y es necesario desabrochar el botón del pantalón para poder respirar. Pero hay casos en los que esa señal no llega y se come de manera insaciable. Que se produzca en el momento adecuado es un factor clave para evitar el sobrepeso y la obesidad.
Las neuronas que gobiernan el deseo de comer o de dejar de hacerlo están en el hipotálamo, la región del cerebro que gobierna, entre otras conductas, la alimentación.