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Nutsa Clínicas te recomienda este artículo publicado hoy en la página de la BBC:
¿Se puede estar «gordo» y sano al mismo tiempo?
¿Cuál es la mejor forma de medir nuestro estado de salud?
Las dos medidas más frecuentes que se utilizan para la gordura son el IMC (índice de masa corporal), y el porcentaje de grasa corporal, pero ¿realmente reflejan nuestro estado de salud?
¿O hay algún indicador mejor?
La doctora Saleyha Ahsan y la profesora de la Universidad británica de Birmingham, Janice Thompson, investigaron conjuntamente el tema. Y obtuvieron sorprendentes resultados.
El IMC proviene de mediados del siglo XIX y se calcula dividiendo tu masa en kilogramos por tu altura en metros cuadrados.
El índice proporciona una indicación general de qué pesados somos para nuestra altura, pero la intención nunca fue que actuase como guía sobre nuestro estado de salud individual.
Las clasificaciones estándar de los médicos consideran que un «peso normal» está en un IMC de entre 18,5 y 25; y que alguien es «obeso» cuando tiene un IMC de 30 o más.
Pero según esta medida, acaban clasificando como personas obesas a musculosos atletas.
Este índice no toma en consideración cómo se distribuye el peso de la persona, o su composición: cuál es el porcentaje de grasa, músculos y huesos.
La grasa en el vientre es peligrosa.
«Antes de ser médico, trabajé en el ejército. Allí había mucha gente musculosa que hubiese mostrado un elevado IMC, pero no estaban para nada gordos», dice Ahsan.
Los aparatos para medir la grasa corporal se han popularizado recientemente como forma alternativa de medir la gordura.
Estos aparatos miden la conductividad eléctrica del cuerpo y, junto con otros factores como el peso, la altura y el género, estiman qué porcentaje del cuerpo está formado de grasa.
Los médicos recomiendan que las mujeres tengan un porcentaje de grasa corporal por debajo del 35%, y los hombres por debajo del 25%.
La doctora Saleyha Ahsan y Janice Thompson clasificaron a un grupo de voluntarios, primero, según su IMC.
Luego hicieron lo mismo con el porcentaje de grasa corporal y obtuvieron resultados muy distintos.
Por ejemplo, Corrin (una de las voluntarias) tenía un IMC de 29, lo que la colocaba en la categoría de personas con sobrepeso.
Sin embargo, su porcentaje de grasa corporal era del 31%, es decir, bueno.
Las investigadoras clasificaron a un grupo de voluntarios según distintas medidas y los resultados difirieron.
Pero los medidores de grasa no solo adolecen de imprecisión, sino que no toman en consideración dónde se sitúa la grasa, lo cual marca una gran diferencia para la salud.
La grasa que se acumula alrededor de los órganos, en el vientre, puede ser muy perjudicial para la salud, mientras que la grasa en las caderas, el trasero u otros lugares es mucho menos peligrosa.
Por eso, las investigadoras realizaron una tercera medición que, según su criterio, que refleja mucho mejor el estado de salud de las personas.
Capacidad aeróbica
«Cuando vemos los componentes que hacen que la gente muera de forma prematura, la capacidad aeróbica es mucho mejor indicador de los riesgos que el peso», explica Thompson.
Como medida del estado de forma física, las investigadoras utilizaron un indicador llamado VO2 max, una medida del máximo volumen de oxígeno que la persona puede absorber en estado de gran esfuerzo físico.
Esto se mide en mililitros por kilo de peso por minuto (ml/kg/min).
Cuando luego colocaron a los voluntarios según su VO2 max, quedó claro que ninguna de las dos medidas de grasa (el BMi y el porcentaje de grasa corporal) refleja la salud o la forma física.
«Puede sonar inconsistente, y ser sorprendente, que la gente puede estar sana y gorda al mismo tiempo», dice Janice.
«Pero se trata de no obsesionarse tanto con el peso, sino con el estado físico, y hacer ejercicio», agrega.
Así que, ¿cómo podemos comprobar si nos estamos volviendo menos sanos? Primero, no te fíes de lo que ves en el espejo: sal fuera y ejercítate.
Pero también hay un segundo examen muy fácil: toma un metro y mide el tamaño de tu cintura, un poco por encima de tu ombligo.
Esto es una buena medida de cuánta de esa grasa peligrosa tienes.
Las mujeres deberían tener una cintura de menos de 88 centímetros, e idealmente menor de 80 centímetros.
Los hombres deberían tener una cintura de menos de 102 centímetros, idealmente menor que 94.