#EnNutsaTeVesYSientesBien
A la mayoría de nosotros, el almuerzo nos encuentra, seguramente, en la oficina, un lugar donde comer sano se vuelve casi imposible.
Es que por falta de tiempo, de lugar o de planificación se cometen muchos errores que con el tiempo podrían aumentar el riesgo de padecer diabetes, obesidad, desajustes hormonales, aumento de peso e, incluso, infecciones.
Una de las prácticas más frecuentes y que atenta contra nuestra salud es comer rápido. Una investigación publicada en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism alerta sobre que esto restringe la liberación de unas hormonas en el intestino responsables de la sensación de saciedad, es decir, del hambre, por lo que podría llevarnos, a largo plazo, al sobrepeso.
Otra costumbre contraproducente es la de comer a deshoras. En trabajos con horarios flexibles y turnos rotativos es común comer “cuando se puede”. Sin embargo, los resultados de un artículo publicado en Cell Metabolism alertan sobre su peligro.
“Cada órgano tiene un reloj. Es tan importante cuidar lo que comemos como cuándo lo comemos”, explica Satchidananda Panda, investigador del Instituto Salk de Estudios Biológicos y autor principal del estudio.
Pero, de todos los malos hábitos, uno de los peores es comer frente a la computadora. Numerosos estudios confirman las mismas conclusiones que las investigaciones realizadas sobre las consecuencias de almorzar delante del televisor.
“Comer delante de una pantalla no sólo hace que comamos más o nos sintamos menos llenos, sino que, además, después también comemos más”, explica a Sinc Jeff Brunstrom, profesor del área de Nutrición y Comportamiento de la Universidad de Bristol (Reino Unido).
El estudio revela que las potenciales distracciones en pantalla son responsables de enturbiar los recuerdos sobre lo que se ha ingerido, y a la vez tienen efectos reales sobre el apetito.
Otro factor a tener en cuenta al comer en el escritorio es la gran cantidad de gérmenes a los que se puede estar expuesto.
Según una investigación realizada por la organización de consumidores británica Which, el teclado puede llegar a tener 70 veces más gérmenes que un inodoro.
Los expertos culparon de la suciedad a los propios trabajadores, ya que al comer en sus puestos de trabajo dejan que migas, gotas y restos de todo tipo de comidas caigan entre las teclas y que proliferen luego las bacterias.
Más allá de todos estos factores, la cuestión principal será siempre qué comamos. Es decir, dejar de comprar comida y tomarnos el tiempo necesario para elaborar nuestras viandas en casa.
“Cuando la gente cocina, consume menos hidratos de carbono, menos azúcar y menos grasas, incluso si su intención no es adelgazar”, explica Julia A. Wolfson, autora principal del estudio publicado en la revista Public Health Nutrition.