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COMER EN LA NOCHE

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COMER EN LA NOCHE

#EnNutsaTeVesYSientesBien

Seguro que en más de una ocasión se ha encontrado en la cocina a medianoche, con la puerta de la nevera abierta, intentando controlar el ansia de picar algo dulce o un carbohidrato salado. Kelly Allison, directora del Centro de Peso y Trastornos de la Alimentación, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pennsylvania, considera que la gente tiende a elegir los elementos más calóricos cuando está cansada y se ha estado controlando durante todo el día. De la misma opinión es la nutricionista Mar Mira, de Corporal M+C, quien señala que el estrés puede generar una falta de apetito.

Hemos escuchado mil veces que los caprichos nocturnos nos llevan de cabeza al sobrepeso. Los expertos consultados aconsejan cenar tres horas antes de meterse en la cama, para evitar malas digestiones y alteraciones de sueño. Pero si el estómago ruge, claro que puede asaltar la nevera antes de refugiarse entre las sábanas. Solo se trata de elegir el alimento adecuado y partir de un estilo de vida saludable, como subraya el doctor Ignacio Sajoux, director médico internacional de la firma de tratamientos de adelgazamiento Pronokal Group, quien aconseja realizar siempre las cinco comidas diarias para evitar estos repentinos ataques de hambre.

Saber escoger
Según un estudio de la Universidad Estatal de Florida, consumir 150 calorías de proteína 30 minutos antes de acostarse ayuda al desarrollo muscular, a controlar el apetito por la mañana, a estimular el metabolismo y a recuperarse de los entrenamientos duros, entre otros efectos positivos. “El metabolismo proteico supone un gasto extra de calorías y las proteínas tienen una función estructural para nuestro organismo”, dice la doctora Mira. Aunque Sajoux puntualiza: “Solo las proteínas de alto valor biológico [las de origen animal: carne, pescado, huevos, leche, queso y yogur], que aseguran su absorción y biodisponibilidad en el cuerpo, son óptimas para el funcionamiento del organismo”.

“El sueño es el único momento en el que no tienes que hacer cosas que requieran energía”, dice Michael Ormsbee, director del Instituto de Ciencias del Deporte y Medicina en la Universidad Estatal de Florida. En ese periodo de tiempo “el cuerpo está preparado para trabajar en la recuperación, la renovación celular, mejorar la función inmune y regeneradora y reparar el tejido muscular dañado. Por este motivo también se aconseja un pequeño tentempié de proteínas antes de acostarse, pues ayuda a mantener un flujo constante de proteína en la sangre que puede contribuir a construir y reparar el tejido muscular mientras se duerme”.

Demos un giro a la escena inicial: está en la cocina, a medianoche, con la puerta de la nevera abierta; ha decidido tomar un aperitivo proteico, pero no sabe qué comer. Sajoux da algunas pistas: “Si tomamos dos yogures (a ser posible desnatados), estamos ingiriendo más de 10 gramos de proteína y prácticamente nada de grasa, lo cual puede ayudar a un mejor control de la sensación del hambre. También un vaso de leche desnatada, que aporta triptófano, aminoácido esencial que promueve la serotonina, o una ración de queso bajo en grasa servirían”. La doctora Mira, por su parte, ofrece otras opciones: “Puede tomar tres o cuatro lonchas de jamón cocido, proteína sin grasa, pavo, pollo o conservas de pescado al natural”.

 

¿Apetito saciado? Ahora toca dormir. ¡Dulces sueños!

 

Vía: Diario El País

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